La casa Winchester
La casa Winchester
En 1881 Sarah Winchester enviudó luego de haber perdido también a su única hija años antes, quedando sola y destrozada. Su marido William era el heredero del imperio Winchester, una de las empresas fabricantes de armas más importantes de Estados Unidos.
Sarah heredó más de 20 millones de dólares, además de la mitad de la Winchester Repeating Arms Company. A pesar de la fortuna la infelicidad de Sarah se hacía cada vez mayor.
Aconsejada por un amigo, buscó respuestas a través de una médium. “Tu marido está aquí”, le dijo la médium describiéndolo. “Dice que hay una maldición sobre vuestra familia, que se llevó la vida de vuestro hija y la suya. Pronto se llevará la tuya también. Es una maldición provocada por las terribles armas creadas por la familia Winchester. Miles de personas han muerto por culpa suya y sus espíritus ahora buscan venganza”.
La misma médium le dijo a Sarah que debía mudarse, que su marido la guiaría y cuando encontrara un nuevo hogar, ella lo reconocería. “Debes empezar una nueva vida y construir un hogar para ti y para los espíritus de los caídos también. Nunca pares la construcción de esa casa. Si continuas construyendo, vivirás. Para y morirás”.
Convencida por las palabras de la medium, Sarah se mudó hasta California encontrando una propiedad de 6 habitaciones que aún estaba en construcción.
Sarah desechó los planes del antiguo propietario y empezó a construir sin arquitecto su hogar. Contrató albañiles y carpinteros de la zona y durante los siguientes 38 años se dedicó a construir y remodelar toda la casa sin detenerse.
Ella creyó que su única oportunidad para vivir una vida normal era la de construir una casa de forma permanente. Si la casa nunca se terminaba, ningún fantasma podría instalarse en ella.
La casa contiene –aparte de sus 4 pisos, 160 habitaciones, 467 entradas y 47 chimeneas – muchas características utilizadas para atrapar o confundir a los espíritus. Hay puertas pequeñas o que no conducen a ninguna parte, y ventanas que miran adentro de otras partes de la casa. Aunque la mansión sea enorme, hay sólo dos espejos en el lugar. Esto se debe a que Sarah creía que los fantasmas temían a su propio reflejo.
La casa contiene –aparte de sus 4 pisos, 160 habitaciones, 467 entradas y 47 chimeneas – muchas características utilizadas para atrapar o confundir a los espíritus. Hay puertas pequeñas o que no conducen a ninguna parte, y ventanas que miran adentro de otras partes de la casa. Aunque la mansión sea enorme, hay sólo dos espejos en el lugar. Esto se debe a que Sarah creía que los fantasmas temían a su propio reflejo.
También parece que Sarah tenía una cierta fijación con el número “13”. El “13” se repetía en el número de cúpulas del invernadero, el número de paneles de cristal de las ventanas o el de las paredes de madera. Los tramos de muchas escaleras eran de 13 escalones o el número de candelabros en algunas habitaciones, que volvía a ser 13. Probablemente sólo otra superstición más de las que dominaban a Sarah.
Luego de dirigir la continua construcción de la mansión durante 38 años, Sarah falleció mientras dormía a la edad de 82 años. Muchos acontecimientos extraños han ocurrido a través del tiempo y siguen reportándose actualmente. Los psíquicos han visitado la casa y creen que muchos espíritus deambulan por ella, incluyendo el fantasma de Sarah Winchester!
La Casa Winchester es una de las principales curiosidades de una parte de California que habitualmente queda de paso hacia San Francisco. Winchester Mystery House es su nombre oficial, y quien piense que lo del misterio es sólo un argumento turístico para atraer visitantes hacia la ciudad de San José, sin duda está equivocado.
Hay pocos sitios tan raros como esta mansión de estilo victoriano, en una esquina anodina de esta típica ciudad norteamericana, de calles anchas y ambiente tranquilo. Sin embargo, las sorpresas se suceden apenas cruzar el umbral.
Así que, por las dudas, conviene tomar en serio la primera recomendación de los guías (la casa Winchester sólo se puede visitar acompañado): no desviarse nunca del recorrido propuesto porque nadie puede garantizar que el visitante perdido sea encontrado nuevamente.
No hay comentarios